miércoles, 8 de diciembre de 2010

...quiero


Hoy te echo de menos de una forma especial. Vuelo y no soy un pájaro, solo veo mar y mar, al fin y muy a lo lejos consigo divisar una pequeña porcion de tierra aparente normal, tierra roja y sedienta por continuo calor y agua escasa. Algo tan raro supondrá un respiro para mi y mi vida, mis pensamientos y deseos. Cada dia y practicamente cuando cierro los ojos te veo y te sueño, casi como nunca lo habia hecho antes, casi como nunca antes habia echado de menos a una persona, sintiendo una necesidad absoluta de tu presencia y palabras, necesidad de ti. Ya me da igual los tropiezos en los que caimos y baches a los que sobrevivimos, lo importante es que yo estoy aqui y tu sigues ahi como desde aquel dia en que me viste por primera vez. Aquí, ni un décimo de año después, estoy yo, escribiendo lineas para nada y nadie, para todo y tú. Lo sé, me toca esperar y todo es complicado pero hay cosas que no se me pueden quedar dentro.

Tomatelo como una declaración de amor porque sí, lo es.

sábado, 15 de mayo de 2010

Es extraño pensar que llevo un mes sin verte. He visto la luna nueva... pero a tí no, he visto atardeceres y amaneceres, pero ni sombra de tu bello rostro. Los añicos de mi corazón roto son tan pequeños que pasarían por el ojo de una aguja. Te añoro como el sol añora a la flor, como el sol añora a la flor en lo más crudo del invierno. En vez de dirigir su luz a la bellaza, el corazón se endurece como el mundo congelado en que tu ausencia me ha sumido. La esperanza me guía... Es lo que me da fuerza de día y, sobre todo, de noche. La esperanza de que, aunque te hayas ido de mi vista, no será la última vez que pueda contemplarte.

jueves, 8 de abril de 2010


Cada vez me cuesta más seguir a flote. Antes me deslizaba sobre el agua, y ahora parece que su interior me atrae. No soporto este ruido ensordecedor, constante, este griterío bullicioso y desordenado. Serpentea por mis oídos, encontrando con facilidad aquellos últimos lugares en mi cabeza donde se instala. Intento taparme los oídos, pero si lo hago me hundo. La luz es cegadora, destellante, molesta. Pero me ocurre lo mismo si intento cubrirme los ojos. No puedo dejar de nadar. Debajo solo queda el mundo prohibido.

Siguiendo las reglas, cierro los ojos y contengo la respiración durante esos segundos, esperando el momento de recobrar el impulso ascendente y salir al exterior, contaminado, estridente, frenético, donde el calor me agobia, o el frío me consume. Solo queda nadar por nadar

martes, 6 de abril de 2010


Me pregunto cómo pude sucumbir en este vértigo perpetuo que yo mismo provocaba y temía. Flotaba entre nubes erráticas y hablaba conmigo mismo ante el espejo con la vana ilusión de averiguar quién soy. Era tal mi desvarío, que en una manifestación estudiantil con piedras y botellas, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: Estoy loco de amor.